Llegada por la noche, esperando a nuestra amiga para que nos llevara a su casa. Un largo paseo en coche, desde Shönefeld hasta Südstern... en su piso teníamos habitación preparada. Un piso antiguo y modesto, sin ningún lujo pero muy acogedor y cálido, con sólo lo necesario para vivir, trabajar...
Por la mañana, después de desayunar ya teníamos plan de visita hecho. Fuimos al centro turístico o punto de partida, Alexanderplatz, dónde se encuentra una de las torres más altas del mundo, la Torre de Televisión.
Pero lo primero que nos llamó la atención fue un pequeño mercadillo tradicional en medio de la plaza, rodeado de edificios de oficinas por un lado y una estación de tren por el otro. Desde la torre, a la cual se puede subir pagando entrada y esperando turno durante hora y media se divisa toda la ciudad, aunque parecía que en el horizonte aún quedara ciudad sin ver. Y siguiendo la visita, cruzamos la isla de los museos por BodestraSe, situada en medio del canal que describe el Havel, donde bellas damas toman el sol desnudas sin pudor a molestar a nadie ni que nadie se sienta ofendido...
...y seguimos hasta Unter den Linden, la Avenida bajo los Tileros, quizá el boulevard más famoso y bonito de Berlin, por ser antiguo camino que utilizaban los antiguos reyes para ir desde palacio hasta TieGarten.
Algo cansados, regresamos al piso a descansar. Caber decir que existen tarifas de metro para todo el día, para hacer los viajes que uno desee: algo cómodo para los turistas. Y con ganas de ver más, volvimos a salir a pasear, con parada obligada a BrandenburgerTor, la puerta símbolo de la separación de las dos Alemanias en el siglo pasado.
A un lado de la puerta, TieGarten, y por el otro lado moría Unter den Linden, con la torre de televisión al fondo. Pero seguimos hacia el norte, para hacer visita nocturna por las afueras de Deutscher Bundestag, el Parlamento, y Bundeskanzleramt, la chancillería Alemana. En ese paseo, me acordé de ti... Brillaba la luna y soplaba la brisa fresca de la primavera, un paseo muy agradable, reconfortante y ... sólo en mi imaginación llegó a ser un paseo romántico...
Teníamos ganas de conocer un poco de ambiente nocturno de Berlin, volvimos hacia Mehringdamm, a esas horas muy concurrida. Comimos un delicioso currywurst y para finalizar hicimos parada en un local de jazz llamado Yorckschlössen... en el cual pudimos disfrutar de buena cerveza y un magnifico concierto de jazz en vivo.
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