domingo, octubre 21, 2007

pista de baile

Salgo a la cubierta. Sopla un poco de brisa que trae el frío de invierno consigo. Aún así es agradable estar en cubierta. El cielo está despejado, con puntitos pequeños de luz en él, y un luna que en pocos días se apagará.

Pronto, surge un rumor de entre las olas. Hay un poco más de luz ¿de color rojo?. No es un rumor constante, lleva ritmo. Y parece que ese rumor vaya calentando el ambiente porque ya no noto tanto frío. Hay un poco más de luz ¿de color verde? Parece el sonido de un bombo, y se le suma el sonido constante de unas notas de guitarra. Hay un poco más de luz en cubierta ¿de color azul?




A la bateria y a la guitarra se le unen sonido de sintetizadores y una voz aguda y melódica que te envuelve en una atmósfera de calor. Ya no hace frío. Me giro hacia cubierta; una figura sinuosa y atractiva se mueve en medio de la pista. Una figura vestida de pequeños espejos, iluminados por muchas luces de muchos colores. Al rededor, más gente bailando. Ya no hace frío...

jueves, octubre 18, 2007

obsesión

Terminar este viaje se ha convertido en la meta más importante en este periodo de mi vida. Llegar y obtener el resultado deseado es una prioridad que me hace dedicar todos mis esfuerzos en ello. Cada vez hay menos tiempo para distraerse. Aunque voy a mantener siempre algún que otro día para descansar y romper la rutina, durante la navegación no puede haber más paradas que las necesarias para mantener un ciclo de vida sano y equilibrado. Me doy cuenta de que mi cuerpo y mi mente me piden que siga adelante. Tengo la sensación de que cuándo no pienso en el viaje, que cuando hago una parada en la ruta, estoy perdiendo el tiempo.

Más ánimos. Ver que poco a poco, día a día, voy recorriendo el camino marcado me llena de ánimos para seguir adelante. Y estos ánimos me llenan de voluntad; me obligan a tener voluntad para seguir y creer que puedo terminar, creer que puedo llegar al objetivo. No rendirme, no demorarme demasiado. Demorarme sólo lo justo por la dificultad del camino a seguir, nada más. Siempre dar un paso detrás de otro, intentar no recular. Si hay que ir atrás sea para avanzar más deprisa de lo que avanzaba hasta entonces.

A veces intento ver más allá. Intento ver por dónde podría seguir el camino y cual seria el tramo final. Surgen miedos y dudas. Miedos y dudas que voy a vencer, porque creo que debo hacerlo, porque creo que tengo la experiencia y el conocimiento suficiente para vencer. Tener éxito se ha convertido en una obsesión.

lunes, octubre 15, 2007

tiempo de lucha

Cada jornada es diferente. O aparecen obstáculos imprevistos o el camino es llano y placentero. Pero para progresar hay que seguir, poco a poco, paso a paso; sin permitirse más distracciones que las ya marcadas de por sí. Si se observa progreso, uno gana fuerzas para seguir adelante con su cometido.

El tiempo cambiante, sus inclemencias que vienen y van pueden jugar malas pasadas; es uno de esos obstáculos imprevistos. El tiempo cambiante hace que uno muestre signos de flaqueza.
He pasado por unas jornadas duras hace unos días. Jornadas en las que el cuerpo se resiente del frío y tiende a acomodarse a pedir el confortable calor de un buen abrigo. Y entonces se debilita. No trabaja por sí solo y se hace flojo. He pasado por unas jornadas en que el cuerpo me pedía ese acomodo. Sólo cuándo toca descansar después de una larga jornada, le doy ese acomodo. Mientras el tiempo no sea extremo, el cuerpo deberá ejercitarse, deberá luchar para mantenerse alerta y activo. Así, reduzco la flaqueza a un sólo día. ¡No más!

Si quiero acabar este viaje, no puedo permitirme más distracciones de las que ya tengo marcadas. No puedo permitirme caer en horas de flaqueza y enfermedad. Debo tener la fuerza mental suficiente para no rendirme, no pensar en el aburrimiento, no dejarme llevar por ese sentimiento monótono de la rutina, ni ese bienestar del acomodo. He pasado por unas jornadas en que quería descansar; se me estaba haciendo bastante duro seguir adelante y necesitaba reposo. El tiempo cambiante es bastante traicionero.
La voluntad de seguir adelante me dio fuerzas para superar esas duras jornadas de viaje. El trabajo continuo del cuerpo, no permitir que se acomode en el reposo. Mantener un ejercicio más activo o más pasivo ayuda a tener un buen estado de forma y un buen estado mental. Un buen estado que se requiere para ir a más en el viaje que me tiene ocupado.

martes, octubre 09, 2007

... edad y frontera ...

Existe un período de nuestra vida en que dejamos de obedecer, dejamos de recibir disciplina, dejamos de ir por un camino ya trazado dónde las direcciones están bien marcadas. Llegados a ese período, ya no hay señales; ya no existe un guía que tire de nuestro carro; ya no existen límites que delimitan los caminos marcados.
Llegamos a un período en que se nos presentan más senderos de los que habíamos imaginado y ninguno nos dice a dónde lleva. Toca elegir qué nos conviene, qué será lo mejor para nosotros sin tener la ayuda de nadie. Es entonces cuándo aparecen los miedos. Miedos a algo que nunca antes se nos había pasado por la mente. Tanto tiempo nos hemos dejado guiar, llevar, hemos obedecido cosas que debíamos hacer porque no teníamos el poder de decisión.
Se nos presenta el miedo a decidir. Dejamos atrás las ordenanzas para sólo escuchar consejos que, al fin y al cabo, son una pequeña ayuda para no perdernos en los primeros compases de la decisión.

Llegamos a un período de nuestra vida en que realmente tenemos que decidir. Debemos decidir que será lo mejor para nosotros. Pasado ese periodo no hay nadie que nos diga lo que tenemos que hacer. Prueba y error. Si no sabemos que es lo que nos encontraremos, hace falta aprender en que nos puede beneficiar ese camino que hemos elegido, y si no nos agrada debemos intentar otro.
No es fácil, pero, vivir de este modo. Vivir a base de prueba y error lleva riesgos que nos pueden marcar para toda la vida y llevarnos por una existéncia con más problemas de los necesarios; existe otro período en qué ya no podemos actuar así.
Épocas pasadas de prueba y error nos hacen pensar en que nos puede aportar lo que sabemos para nuestro futuro; que va a ser lo mejor para nosotros. Entonces toca decidir cual será el próximo camino que hay que elegir e ir a por ese objetivo que nos hemos marcado. Por supuesto aún existe el error, aún existe el hecho de equivocarnos porque cada trazado nuevo es diferente al anterior, pero conocemos sus riesgos y actuamos teniéndolos en cuenta.