miércoles, septiembre 26, 2007

... autoridad ...


Quien sabe más, quien está en un cargo, quien dirige una empresa... son personas que han de tomar decisiones por el bien de sus alumnos, subordinados...
Cada maestro tiene sus maneras de enseñar y educar. Enseñar a los compañeros más pequeños tienes su premio al ver que dichos compañeros adquieren los conocimientos de su maestro. Pero una parte de la enseñanza requiere disciplina. Saber cuándo escuchar, cuándo poder opinar, cuándo acatar un rencilla y actuar para que no se repita son aptitudes muy complicadas de enseñar. Sobretodo cuando hay terceros, tutores de los más pequeños que ven acciones que no son de su agrado quieren entorpecer en el principio de autoridad, aportando opiniones u ordenes que, pueden ser correctas, pero en muchos casos no siguen la filosofía de quien tiene el mando.
Hay que ver cada situación, y algunos de estos tutores no distinguen el individuo del grupo. Al individuo es más fácil corregirle. Se dispone de tiempo y las ordenes que se dan sirven para corregir el comportamiento de uno sólo. Y muchas veces esta enseñanza individual sale mal, porque se muestra el camino de la libertad antes de conocer otros principios de respeto. Dicha enseñanza individual debe ser complemento a la enseñanza colectiva, para que esta sea más eficaz.

Siempre hay que actuar con severidad y decisión. También hay que escuchar y entender las necesidades de quien recibe la lección u orden. Prepararse lo que se va a decir, saber aplicarlo y transmitirlo correctamente son habilidades que se aprenden a base de prueba y error. Saber manejar estas aptitudes es fundamental para el buen desarrollo de un viaje.
Para este buen funcionamiento hace falta dejar libertad a quien toma decisiones. Corregirle de buenas maneras si hace falta, pero confiar en que su juicio es para un buen propósito. ¡No cuesta mucho distinguir el buen capitán del mal capitán.!

Estas personas, tutores de otros o tutores de sí mismos, sin darse cuenta, quitan credibilidad, quitan autoridad a quien ha de impartir una clase, dar una orden, a quien está asignado a manejar el timón de cualquier empresa.

domingo, septiembre 23, 2007

rutina

Un nuevo día empieza con una nueva alba, pero lo que espera por hacer es lo mismo del anterior. Como cada jornada, la luz va ganando terreno a la oscuridad y los colores se van volviendo más vivos a medida que transcurre. Hasta un punto álgido. Un punto en que la luz deja de resplandecer poco a poco, apagándose lentamente, dejando paso a un manto oscuro, a veces iluminado por estrellas o por la luna.
Así como la tierra sigue su rutina, veo a la gente haciendo las mismas cosas, sigue el mismo camino para llegar al mismo destino, una y otra vez. Y a partir de un punto álgido de la jornada, esa misma gente deshace el camino hecho; vuelve a su lugar de partida. Descanso y recuperación de energía es lo que les mantiene ocupados en sus casas. Cada lugar les da las mismas cosas por hacer. Cada lugar tiene sus tareas diarias por realizar y tiene las mi. Siempre ocupados en lo mismo.

Mi viaje también sigue su camino. Desde que el sol se levanta hasta que se acuesta, muchas horas de la jornada hay que continuar dicho viaje; progresar por la senda cada día un poco más hasta llegar al final, hasta llegar a una ansiada meta. Pero aunque parezca repetitivo, hay pequeños detalles que cambian, que por alguna razón nunca antes se han producido. Dificultades y obstáculos nuevos que rompen la monotonía de la vida. Algunas de las pausas de dicho viaje son diferentes a las demás y algunas son inesperadas.

Aunque el mar parezca el mismo a simple vista, cada ola es diferente a la anterior.

viernes, septiembre 07, 2007

tiempo libre

Durante el transcurso de este viaje, no todos los días hay que hacer la misma rutina. Algunas horas se dedican a compartir conocimiento y enseñarlo. Se enseñan valores , se enseñan maneras, se enseñan habilidades, se enseñan objetivos a cumplir... se enseña a los pequeños acompañantes, de este largo viaje, a adquirir los valores y conocimientos que uno posee.
Estos pequeños acompañantes hacen que el viaje sea más alegre y placentero. Ellos siguen a los mayores para aprender. Y cómo acompañante mayor, uno tiene la necesidad de dar lo mejor de sí mismo.

Aunque cada día se dedique tiempo a entrenar, no cada día se hace lo mismo, por lo que se convierte en una rutina dinámica. Cada entrenamiento es distinto y en cada uno de ellos hay cosas nuevas que aprender. Esta actividad requiere una preparación previa y un análisis posterior de cómo ha ido el entrenamiento, para poder preparar - o mejorar - la siguiente sesión. En cada entrenamiento hay que enseñar conceptos básicos y poner en práctica los que ya se conocen, y por ello no basta con improvisar una sesión; hay que prepararla a conciencia para obtener resultados a largo plazo. Y esos resultados sólo llegan a base de práctica, práctica i más práctica...

jueves, septiembre 06, 2007

zarpar

A medio camino de un viaje. El recorrido ha sido largo y difícil, lleno de cruces, desvíos y obstáculos. No he seguido el camino correcto. En parte me arrepiento de ello, y en parte no me arrepiento de nada, ya que debo sacar sabiduría de las experiencias vividas.
En este punto intermedio, toca tomar una decisión. Seguir o abandonar. Abandonar es fácil, basta con dejar el camino actual y empezar otro; un simple salto hacia un lado. Abandonar... Seguir es complicado, más cuando faltan ánimos y fuerzas para seguir adelante, sin ver el horizonte más allá de dónde ha quedado anclado.

Un tiempo oscuro de desesperación ha pasado por encima de mi. Pero, por alguna razón, alguna fuerza interior me ayuda a seguir adelante. Será porque un amigo mio me dijo: "... tu no eres de los que abandonan.", o será porque tampoco queda tanto camino por recorrer. Por eso decido seguir, olvidarme de toda distracción que pueda hacer desviarme de mi camino, olvidarme de las voces que surgen de todas partes impidiéndome concentrarme en seguir adelante. ¿Es la decisión correcta? Sólo se que es mi decisión y debo vivir con ello. ¡Queda una cuesta por subir y me agarraré fuerte para no caerme!